Un primo (no tan) lejano.
Cuando ya me había distanciado de Lucas (el chico al que le hice mi primer pete), en una de mis primeras vacaciones sólo (tendría unos 18), fui a Córdoba (especificamente para ver un recital de la renga, una banda que me gusta mucho). Me alojé en casa de unos tíos. Uno de sus hijos, era un pendejo pajero un año menor que yo. Más alzado que primer nieto. Me tocó dormir en su cuarto. Yo tenía la costumbre de no usar pijama. Solía dormir desnudo o en tanga, si no estaba en casa. Me acosté en un colchón. Él, en su cama al lado mío, por supuesto. En un momento, se ve que quedé destapado, por lo que quedé con la cola al aire. Según me contó, se empezó a pajear mirándome. Se levantó de su cama, se puso cerca de mis labios y se pajeó. Le entró a dar duro. Rozaba su glande por el borde de mi boca. Casi apoyándola. Sus manos recorrían de arriba a abajo toda su poronga bien fuerte, lo que lo hacía calentar más. Miraba mi culito para tener más material en que pensar. Hasta que todo culminó en...