Thiago calentar.
Esto pasó cuando yo tenía veinticinco años aproximadamente. Estaba haciendo nada, aburriéndome totalmente en casa. Tampoco es que tenía muchas ganas de salir para desaburrirme. No sé, era un estado mental muy ambiguo realmente. De pronto, un SMS hace vibrar mi celular. Era Leo, un amigo que conocí en el cole, que me sugirió ir con él al laburo, ya que se quedaría hasta tarde y se estaba pegando un terrible embole también con su compañero del trabajo. Como su empleo era en un kiosco (pero los fines de semana cerraban casi a la madrugada), yo ya sabía que tenía razón en que era bastante aburrido y agotador. Entonces, me compadecí de este muchacho y fui a verlo... por lo menos, un rato, qué sé yo. Me dije: "Leíto trabaja hasta las dos, me vuelvo a casa a esa hora, ya fue". La peor mentira que me pude haber dicho en toda la vida, es esa. Desconozco si habrá otra peor, pero bueno... ya fue, ya estaba destino hacia donde había acordado. Allí, conocí a su compañer...