El día que conocí al papá de mi chongo.

 Era Halloween. Nos juntábamos en la casa de él para hacer la previa. Mi disfraz consistía en una pollera escocesa, una camisa y una peluca. Él era un pirata... ¡ja!

Llego a su puerta principal, le toco el timbre. Abre y me recibe con un tremendo beso bien hot. Nos ponemos a chapar en el patio frontal, mientras me franelea bien el orto. Cuando nos soltamos, yo camino hacia la 2da puertita y siento una terrible mano que me agarra toda, toda la nalga. Lo miro. Me chapa otra vez fogosamente. Mientras lo hacemos, me abre una puertita que da a la escalera que te lleva directo a su otro patio mas chico. Paramos un poco para, al fin, subir. Al 3er escalón que piso, siento que mi pollera se levanta, se corre la tanga negra que tenía y una lengua se cuela de manera oportuna.

Le digo, "ay, ¿acá nomás? Está tu papá, tu hermana y los pibes". No me respondió. No le importó tampoco. Siguió. Su lengua hizo que me olvidara de todo. De todos. Empezó a meterse en mi hoyito casi hasta el fondo. Lo rodeaba. Me cogía con la misma. Pero, justo cuando me iba a dejar llevar por la lujuria, sentimos que lo llaman. Nos apuramos. Me subo la tanga, me acomodo la pollerita y subimos rápido.

Esto no va a quedar así, me dice, mientras se apura y me pasa. Abre la puerta. Entramos a su casa. Me presenta a su papá, lo saludo con un beso. Casi que le digo hola suegro querido, jodiendo. Lo mira a él, le pide que vaya a comprar coca y fernet, que se está acabando. Acepta. Me pide que lo acompañe. Sí, de una, le contesto mientras mi cara no podía ocultar una sonrisa picarona.

A la vuelta, me abre la puertita que daba a la escalera nuevamente y, ni bien se distrae, me inclino para que mi cola le quede bien en frente suyo. Ni lerdo, ni perezoso, cruzamos las siguientes palabras:

-Ah, ¿querés acá y ahora, putito?

-Sí, no doy mas. Quiero que saldes la deuda que me debés, papi.

Me baja la tanga, que casi la rompe, para continuar con lo que tanto veníamos deseando. Lo hacía como un desaforado, como si realmente lo llenara de placer hacerme eso. Después de que me dejó el culito empapado y listo, me toma de la cintura para adentrarnos en la zona baja de esas mismas escaleras. La oscuridad que había ahí, era la que nos permitió terminar lo nuestro. No nos iban a ver, ni a palos ahí. Pela su hermosa verga que ya tenía su cabeza húmeda, toda para afuera, con el prepucio bien hasta el fondo. La acomoda en la abertura de mi culito y empieza a serruchármelo bien duro. Mis gemidos, sus gemidos se escapaban a pesar del intento en vano que hicimos por evitarlo. De los costados de los dedos que usó para taparme la boca, se escapaban, imperceptibles, mis grititos de placer. Noto, que su mano no me tapaba mucho, porque él estaba demasiado metido en la situación. Igual de extasiado que yo. Se me ocurre chupárselo como si fueran su pija. Eso solo generó que quiera darme mas y mas duro.

Se ve que estaba tan caliente, que no pudo aguantarse por mucho tiempo mas. Y, en uno de los tantos movimientos para adelante que hizo, expulsa un chorro bien largo, caliente e intenso dentro de mí. Sentí que me inundó la cola. Que rebalsaba de su jugoso veneno hirviendo. Fue una delicia sentir cómo me chorreaba. Nos quedamos sentados, exhaustos en la oscuridad que nos escondía por unos segundos.

Al rato, se cierra el bóxer, se sube el pantalón. Yo, me subo la tanga, me acomodo la pollera y encaramos hacia su casa. Cuando entramos, me acuerdo que los vi que estaban enfiestadísimos, re alegres con música al taco. Me sumé a la joda y empecé a chupar (alcohol) como nunca.

El hambre que sentí en cierto momento, me obligó a dirigirme a la parrilla (que estaba en el patio mas chico, el frontal) y lo veo al papá que era el que cocinaba. Sin darme cuenta, se volvió una charla porno, porque le pido chori y me responde con una sonrisa diciendo "abrí los panes". También cuando quiero ponerle mayonesa, la agito tan fuerte, que hice un enchastre mal. Se rió. Obviamente me tuve que limpiar con la lengua. La putita me salió del alma, justo cuando levanté la mirada. Cagándome de risa, me di vuelta y entré.

Al rato largo, el sugar, digo... al papá de mi chongo, lo veo arreglando una escalera que hay en la terraza. Al preguntarle, me contesta que notó que estaba floja (alto peligro, porque estás como en un 2do o 3er piso de ahí). De atrevidita que soy, me subo, dejándole toda mi cola a unos centímetros de sus ojos (y sí, la vio porque otro día me lo dijo). Encima el viento que había, no ayudó en nada a permanecer tapada. Bajo, y quedando de espaldas a él, le digo "no, está bastante durita y firme todavía, a pesar de los años. Se mantiene bastante bien". Todavía me faltaba un peldaño para tocar el piso. Lo hago y, entre medio de mis dos nalgas, sentí su verga dura que me estaba esperando hace rato. Su respuesta, casi como un susurro a mi nuca, fue "ésta que estás sintiendo, también". Se me arrimó para besarme el cuello mientras me apoyaba la bija. Estaba durísima. Su mano trepaba la parte alta de mi pierna, hasta casi alcanzar uno de mis muslos. Me tiró mas contra la escalera, dejando la colita parada. Cierro los ojos. Pobrecita de io, quedando entre la escalera y ese hombre sátiro. Suerte para él que no había nadie en ese piso.

Mi espíritu de putita calienta pijas, me dice de dejarlo engarrotado, es el papá de mi chongo. No da. Me doy vuelta, me doy un besito en el índice mío y se lo paso por ese hermoso ganso duro que tenía. Era casi tan gordo como el de su hijo.

Me pide por favor que no lo deje así, que no da mas. Que tiene la leche en la punta del pingo, a punto de ser proyectada contra mí. Se la pasó siguiéndome para pedirme el celu, apoyándome cada vez que podíamos. Hasta que, al fin, tocó irnos a la joda. A los siguientes días, quería contarle a mi amigarche de eso, pero, cuando me enteré que él no estaba soltero, decidí guardármelo y vengarme.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Caperu-colita rota y el choto feroz.

Pinta mi colita.

Calza justo.