El Japiturro.
Me encontraba limpiando un poco mi pieza hasta que, de repente, suena el timbre. Era Martín, el wachiturro que tengo por vecino. Bah... "vecino", vivía en el edificio de al lado nomás. Bueno, la cosa es que me había olvidado que él venía, así que... quiero abrirle desde el portero, pero no se podía. No me acordé que, a veces, fallaba la cagada esa. No pegaba una realmente. Agarro las llaves y bajo para abrirle. Ahí estaba, parado frente a la puerta, apoyado sobre el marco de la puerta, con un pucho en la boca, como haciéndose el canchero. Alto caradura. Cuestión que le abro, le doy un beso (casi en la boca). Nos reimos de eso. Pero tratamos de no darle bola, de seguir con lo nuestro que era, básicamente, ir hasta mi departamento a... no recuerdo qué. A joder, seguramente. Fija. La primera en encarar la escalera, fui yo, por lo que me permitió ir adelante. Claro, qué tarada, al ser mi casa, así debía de ser. Pero, por alguna razón, pensé que podría adelantár...