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Mostrando entradas de julio, 2022

El día que conocí al papá de mi chongo (parte 2)

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Lo que acontece a continuación, se sucede casi todo una tarde en las proximidades de un hotel ubicado en la zona Oeste del gran Buenos Aires. Un albergue olvidado hasta por Dios. Yo, había ido con un buzo largo y debajo un shorcito diminuto, casi imperceptible a la vista. Tan así, que podría servir mas como boxer, que como short. Se me pegaba a las formas de mi cuerpo. Debajo una diminuta tanga negra que no dejaba mucho a la imaginación. Me cede el turno para subir las escaleras que nos conduce hacia la habitación, con el propósito de tener toda su cara cerca de mis nalgas. Su desesperación, lo llevó a empezar los arrumacos sin siquiera sacarme la ropa. Sin siquiera llegar a destino. Siento sus manos apoyadas en mis caderas. Su lengua paseándose en el interior de mi cola, como si se tratasen de su propiedad. Su respiración la podía percibir en cada poro de mi piel, a pesar de las delgadas telas que la cubrían. Mi temperatura comenzó a aumentar con cada segundo, pues nunca había conocid...

El día que conocí al papá de mi chongo.

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 Era Halloween. Nos juntábamos en la casa de él para hacer la previa. Mi disfraz consistía en una pollera escocesa, una camisa y una peluca. Él era un pirata... ¡ja! Llego a su puerta principal, le toco el timbre. Abre y me recibe con un tremendo beso bien hot. Nos ponemos a chapar en el patio frontal, mientras me franelea bien el orto. Cuando nos soltamos, yo camino hacia la 2da puertita y siento una terrible mano que me agarra toda, toda la nalga. Lo miro. Me chapa otra vez fogosamente. Mientras lo hacemos, me abre una puertita que da a la escalera que te lleva directo a su otro patio mas chico. Paramos un poco para, al fin, subir. Al 3er escalón que piso, siento que mi pollera se levanta, se corre la tanga negra que tenía y una lengua se cuela de manera oportuna. Le digo, "ay, ¿acá nomás? Está tu papá, tu hermana y los pibes". No me respondió. No le importó tampoco. Siguió. Su lengua hizo que me olvidara de todo. De todos. Empezó a meterse en mi hoyito casi hasta el fondo....

Fiestita privada.

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 Hubo un tiempo, a mis veintitantitos (25, digamos) en que fui animador de fiestas para chicos en un salón. Bah... era de los personajes que, se supone, debe entretener y hacer maravillar a los nenes. Me tocaba hacer varios personajes. A veces de alguno conocido, como Minnie. Como mis compañeros (todos hombres, por cierto), me veían como pez en el agua vestido de mujer y, además, amaba hacerlo, me terminaban por dar siempre ese, u otros disfraces femeninos. Y ellos, de pez, de perro, etc. Una vez terminada nuestra labor, los chicos se iban con los verdaderos animadores y sus padres, a bailar. Nosotros, re antis, nos íbamos a otra parte del salón a tomar cerveza y conversar. En esos momentos, la fiestita se tornaba más privada y de adultos. Me sacaba el short que usaba debajo de la pollera de Minnie, me ponía tanga, me subía la pollerita y, ¡a mover el ojete se ha dicho! Casi siempre estaba apretando con Pluto, Mickey, spider man (mi 2do favorito) y hasta con Bob Esponja. Pero, con ...

La marca de la cola.

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 Siempre quise tatuarme la cola, y una vez, casi lo logro. Fue cuando salí con un tatuador, pero... primero... vamos por partes. Lo conocí en 4to año, cuando íbamos a ed. Física en la secu. Éramos de distintos cursos. Él iba a 5to. Pegamos un poco de onda en su tiempo y, cuando se graduó, le perdí el rastro. Años mas tarde, me lo cruzo en un local de tatuajes, una tarde cuando acompañé a una amiga a hacerse un piercing en la nariz. Nos reconocimos al toque, nos abrazamos, le pregunté cuánto salían los tatús y me terminó dando su número para cuando me decidiera hacer alguno. La buena onda seguía intacta. Ni bien lo agendé, nos pusimos a hablar de cualquier cosa, menos de eso. Nos chamuyamos mutuamente. Pero me daba mucha vergüenza contarle dónde quería el diseño (y eso que yo ya sabía que él ya sabía mi orientación). Tanto insistir, me terminó ganando. Le conté que lo quería en la cola. Me comentó que eso era re común, que no me apene. Por un momento, mi idea era que me lo haga otro...

Polvitos del amor.

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Esta anécdota, es de cuando laburaba en un 25 (negocio que se atiende las 24 hs). Esa noche, no me tocaba turno nocturno, pero igual fui para hacerle la gamba a los pibes, total, tenía franco al otro día. Aparte de compañeros, éramos amigos pero uno de los dos me calentaba mucho. Encima, se había puesto un short deportivo, el cual, le marcaba bastante la verga. Por lo tanto, mis ojos se deleitaban todo el tiempo. Vivían posados en esa zona.  A veces, me daba la impresión de que lo hacía adrede. Se me arrimaba muy cerca a dejarme ese vergón a nada de mí. Te deseo demasiado, pensaba.  Yo, sabiendo que él iba a estar ahí, me puse un hilo dental y un lompa, ligeramente, pegado al cuerpo.  Cuando llego al kiosco, me atienden ellos. Me abren y, aparentemente, ya había empezado la joda. Como era día de semana, no iba casi nadie. Esa era la idea por la que fui a hacerles la segunda (aparte, estaba aburrido en casa). Pusieron música, bailamos algunas cumbias. Los dos me apoyaban. ...

Petardo sereno.

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 Hubo un tiempo en que tuve un amigo que laburaba en un super mayorista. Era sábado y él me había propuesto ir a un bar, solo que, como no pudo salir temprano, tuve que ir para allá. Ningún drama, sus compas me caían re joya. Eran un 10. En especial, el sereno. Siempre era mas que buena onda conmigo.  Llego al local, me abre él y me lleva donde estaba mi amigo. De ahí, nos dirigimos a la casita en la que el sereno vive (Juan Carlos, digamos...) Las birras pasaban, y el chabón se la re bancaba. Charla va, charla viene, se le acaban los puchos a mi amigo. Se dispone a ir a un kiosco, dejándonos con mi querido juanca sólos.  Si bien, me caía bien, no había tanta onda como para charlar. La cosa es que, yo, por aquel entonces, tenía la manía de decir muchas veces cuando algo no me importaba "que me chupe el orto". Por alguna extraña razón, le dio curiosidad si realmente me lo habían chupado, ya que tanto lo ofrecía... obviamente, RE SI. Al notar tanta franqueza de mi parte, ar...

Día del amigo.

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Día del amigo y, como si se tratase de un ritual, todos los años nos juntábamos en el mismo sitio. Casi siempre éramos las mismas personas, pero, en ciertas ocasiones, se sumaba alguien mas. Este fue uno de esos días. Además de nosotros cinco, se acopló el hermano de una de las chicas, su esposa y un amigo de la pareja. Supuestamente, este último, era para presentármelo. Lo vieron muy sólo y, por algún motivo, pensaron en mí. Unos tiernos. Al principio, me incomodaba el intento de gancho que me intentaron hacer. Pero, con el transcurso del tiempo, nos aflojamos y la charla no tardó en llegar. Nos introdujimos con las preguntas básicas, que el nombre (Jonathan), que el lugar de residencia (a dos barrios de mi casa), que la edad (la misma que yo por aquel entonces), que si teníamos hijos (él sí), que lo que buscábamos cada uno (coger), que el rol (activo), que el tamaño de mi cola y de su miembro (unos 20 cms me dijo, quedé con la boca abierta) y, de ahí, no paramos.  Lo sexual es un...

Mi barrita de chocolate, parte 2.

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Luego de ese rico 69 y de la mini siesta, mi negro hermoso atinó a llevarme a la habitación. Yo pensaba que era para dormir mas comodamente, digo... el piso estaba re duro y frío. Una vez frente a la cama, a sus patas, me arroja y caigo boca arriba. Me agarra de los pies para darme la vuelta . Abrazo la almohada para buscar dormir, pensando que ese era el fin de tal acción. Pero, de pronto, siento unas manos que me sujetan fuertemente. Una lengua penetra en mi agujerito de manera salvaje e inesperada. Sus labios gruesos también se hicieron sentir. Hundió tanto la cara y comió tanto, como si fuera su plato favorito y estuviera hambriento. Sacude la cabeza de lado a lado y de arriba a abajo mientras me apretaba las nalgas. Su pija no tardó en ponerse dura, así que... procedió a embadurnarnos en gel. Veintitrés centímetros por siete, se disponían a penetrarme. A inmiscuirse en mi cavidad anal, que estaba bastante apretadita para lo que es ese enorme pedazo de carne. Amagó. En realidad, no...

Mi barrita de cocholate.

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 Hace muchos años atrás, con 20 años, trabajé por primera vez en un kiosco (de los tantos en los que trabajé después). Un día, de los tantos que me tocó estar, conozco a un hombre (de color) de casi 50 años que se dedicaba a vender ambulantemente de todo. Generalmente, deambulaba por mi barrio o aledaños. De tanto venir a mi negocio, porque era amigo del dueño, (y porque cada tanto me compraba un pancho o algo para almorzar) terminamos pegando onda. A tal punto, que llegamos a compartir un par de birras en bares, en plazas y hasta en su hogar y el mío. Una vuelta me invitó a su casa a ver a la selección Argentina contra el de Nigeria (país donde él era oriundo). Lo cual, claramente, accedí. Contexto: era el mundial 2010 (sí, aquel que nos venció Alemania por 4 a 0), como se jugaba un sábado a la mañana, nos quedamos todo el viernes a la noche despiertos escabiando, esperando el partido. Comimos pizza, tomamos birras, escuchamos música y jugamos a la play esa noche. En un momento, s...

Power trío.

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 Seguimos en el 2010. Yo me seguía frecuentando con Marto y con Ramiro. Charlábamos por MSN o arreglábamos vernos por SMS. Los tiempos eran otros. Ambos, juntadísimos con sus respectivas mujeres, se la rebuscaban para verme. Un ratito por la tarde, tal vez, a la noche, o, algunas veces, a la mañana (dependiendo el día). Nos veíamos muy esporadicamente. 2 veces a la quincena, o quizas 3, con mucha suerte. Algunas veces venían a casa. Otras, buscábamos algún negocio o rinconcito oscuro (o en el auto, de muy última, cuando ya nos vencían las ganas). El tema en todo esto, era que ni Rami, ni Martu se conocían el uno al otro. El primero se cambió de escuela en 6to. El otro, venía de la mañana y se mudó a mi turno, mi curso ese mismo año. No tenían idea de que ambos compartían amante. La cosa se dio, cuando (en plena ensartada con Ramiro) lo nombré a Martín. No le dio bola, él seguía. Cuando terminamos, le conté de su existencia. Claramente no me hizo ninguna escena post garche, ya que n...

La verganza (2da parte).

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 Tras la exhaustiva sesión sexual, nos encontramos sudados, así que, lo invito a pasar a casa a bañarse. En mi mente, al ya estar satisfechos, imaginé que esto no terminaría en otro polvazo. Grasso error. Entramos a mi casa mucho más relajados. Se mete en mi ducha y se baña. A los 10 minutos, le abro la cortina para yo meterme a hacer lo mismo. Inesperado. Tanto vernos desnudos, nuestros cuerpos sucumbieron ante las descontroladas hormonas que exigían más. Le toco la pija aludiendo que me equivoqué, que la confundí con la canilla. Ya que estás ahí, lavamela, exclamó. Al quedarme tanto en solo tirarle el cuerito, le provoco una dureza nuevamente. Mientras le hacía esto, las miradas cómplices aparecieron. Las sonrisas picaronas dijeron presente.  Tenía que levantar la cabeza para mirarlo. Era muy alto. "Ninguna mina me comió la verga con tanto amor. Se nota que te encanta y practicaste bastante", me decía. Tan solo había estado con 3, pero con solo 1 duré lo suficiente como par...

La verganza (1era parte).

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A los pocos días de graduarnos, con los pibes decidimos hacer una fiesta de despedida. Para esto, nos dispusimos a ponernos de acuerdo para poder hacer una cena entre el curso completo (o lo que se pudiera). De 22 compañeros, logramos que vengan 16. Bastante. Fue una cena multitudinaria. Hicimos la reserva y nos encontramos. Entre la multitud, ni me esperé que estuviera Marty también incluído. Digamos que me alegró la noche. La reunión transcurrió tranquila. Todos tomamos moderadamente. Yo, debo de admitir, terminé algo "picado", pero tranqui. Lo único recalcable, son las veces que nos encontrábamos en el baño con él. Era algo mágico y sexual. No parábamos de besarnos y tocarnos. Las ganas no se hacían esperar.  Tras la ingesta, algunos decidimos continuar la parranda. Pool mediante, le recordé la primera vez que nos conocimos. Me confesó que le calentó más apoyarme a mí, que a la novia. Obviamente, la calentura dijo hola de nuevo. Nos intentamos escabullir al baño para, al m...