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Mostrando entradas de abril, 2023

Shoppinga.

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Llego al shopping en mi auto. Me bajo. Lo dejo en el estacionamiento. Casi al unísono, de otro auto, se baja un hombre mayor, como de unos 50 años, podría decir. A pesar de eso, se lo veía bastante bien. Hasta diría que no aparentaba de esa edad. Parecía tener muchísimos años menos.  Nuestros caminos se entrelazan rápidamente. Tanto así, que debo pasar por delante suyo en cierto momento. Eso hace que nuestras miradas también tengan que cruzarse y unas sonrisas, más que amistosas, se dibujasen en nuestros solitarios rostros. Eso fue muy lindo.  De pronto, una de sus manitos, en son de saludo, se levantó apuntando hacia mí. Le respondí de la misma forma, con la misma amabilidad. Pronunció un leve elogio sobre cómo me quedaba la pollerita. Le agradecí por sus tiernas palabras. Respondió con un "de nada".  En devolución de este halago, me di vuelta para que pueda contemplar mejor, con mayor comodidad, qué tan corta me quedaba la mini pollerita blanca que tenía puesta. Se podr...

NetfliXXX.

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¿Venís a casa a ver Netflix/una peli? Suele ser la pregunta más desequilibrante que me han hecho. Porque no sé si realmente me invitan a verla, o me invitan a verga. Yo siempre acepto, claro. Una peli, no se rechaza. Y si el chabón, me gusta, cualquiera de las dos opciones, serán siempre bien recibidas. No estaría teniendo problema con ninguna de las dos. Por si las dudas, siempre estoy lista para cualquiera de las dos posibilidades.  El tema se da cuando, Miguel, un compañero del laburo me invita a su casa a ver una. Acepto muy feliz, obvio, ya que, el muchacho en cuestión, me gustaba mucho. No voy a negar que me sorprende en demasía aquel hecho. Quedé impresionada, pero, a lo mejor, pensándolo bien, se podría deber a que, el otro día, le puse las gomas en la cara sin darme cuenta. Fui escotada aquella tarde, pero nunca planeé hacérselo. Solo se dio naturalmente.  Esa noche, me fui lo más simple posible: una remera blanca que me quedaba enorme, un short por el calor y una tan...

Cepillo de carne.

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 Me encontraba en lo de un amigo, me había prestado su baño para asearme. Lo cual, aproveché para quitarme la grela del cuerpo y luego terminar con la de los dientes. Salgo de bañarme, me seco con el toallón, me pongo mi tanguita rosita de la suerte, mi remerita y ya estoy lista para acicalarme toda mi bella dentadura.  Agarro el cepillo, aprieto el pomo, le hunto la pastita y me la paso por toda la boca. Primero, por los de adelante. Luego, por los del costado. Continúo con la parte inferior de ese mismo lado. Más tarde, la superior de las de abajo. El lado opuesto al que ya lavé le toca ahora. En fin, repito el ciclo ya realizado por un lindo rato.  La cosa es que, mientras llevaba a cabo esta tarea, sentía unos ojitos que me espiaban de atrás de una puerta. Claro, como todavía estaba en tanga, sabía que algo pernicioso tramaba el dueño de ese par de pupilas. Así que... no me achiqué y paré la colita, la moví al ritmo de mi cepillado. Me hacía la que bailaba alguna canc...

Atrapada en el closet.

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 Una tarde de verano, en lo de mi primo, estaba tan al pedo, que me pintó a ayudarlo a organizar su closet. Era un desastre mal y me daba demasiada pena ver tan lindo mueble en esas condiciones. Así que... me pongo manos a la obra. Puse música, mi pollera favorita y me agaché a laburar. De otra forma, se me complicaría mucho. Tenía que estar cómoda.  Lo vacié por completo. Saqué sus puertas y los tres cajones que lo conformaban, para poder asearlo como Dios manda. Le pasé mucho Blemm, mucha gamuza (que lo necesitaba), mucho trabajo. Realmente muy agotador. Una vez terminado la ardua labor, repetí todo el proceso, pero a la inversa de lo que ya había hecho. Pero solo logré acomodar los cajones.  Todo iba normal, hasta que, entre unos caños que sostienen los cajones, me atasqué. Te juro, mi querido lector, por más que lo intentara, no podía zafar. La mitad de mi cuerpo quedó atrapado. Para colmo, la posición me obligaba a estar en cuatro patitas, en una postura perruna. Me ...

La tóxica.

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 Sonaba el timbre en la casa del amigo de mi novio. Me atiende, pobre, es que estaba jugando en la compu. Entro mientras le explico lo que pasó. El tema era que mi novio se había olvidado el celu ahí y me tiré el lance para irlo a buscar. De paso, chusmeárselo, ya que tenía las ligeras sospechas de que me cagaba.  Javi, cuando me hizo pasar, se puso detrás mío, aprovechando que estaba con una pollera roja abullonada bastante sugestiva, ya que permitía que mis cachetes se asomaran. Se dio el lujo de pegarle una buena relojeada al ojete de la novia de su amigo el muy descarado. No se reservó para nada.  Ni bien llegamos a su cuarto, que es donde me condujo, me hizo entender que estaba perdiendo el tiempo, ya que no había ningún celu que no fuera el suyo. Era verdad, en parte, porque, resulta que, el aparato, no estaba allí. Sino, en otro lugar más seguro. Pero no nos adelantemos.  Dejó de querer convencerme cuando me vio en cuatro patas buscando debajo de la cama. Tení...

Thiago un pete.

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 Fue una joda terriblemente buena en un boliche, donde lo conocí a Thiago. Cierto festejo de cumpleaños, o alguna salida normal, tal vez (no lo recuerdo con claridad). En medio de la madrugada, un morocho de tez marrón (sin ser despectivo, claro), irrumpió a mi grupo de amigos, el cual lo pude notar.  Estaba vestido como un terrible turro (ERA un turro importante) que se nos acercó en la entrada a charlar con una de mis amigas y terminó ligando conmigo el muy sinvergüenza. Las cosas se dieron de una manera tan fluida y natural, que casi ni lo pude notar.  El chabón se hizo muy compinche con el grupito, en especial conmigo, que nos pasamos toda la noche bailando, riendo. Era un muchacho increíble, lo que se diría un verdadero cago de risa. Hizo que el tiempo pase como agua entre nuestros dedos.  En un momento de la joda, uno de los pibes se sintió mal. Lo cual, lo tuvimos que acompañar hasta la casa. La cosa fue que, aquello, pinchó la joda de una forma monumental. To...

El amigo de mi hermano.

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Me encontraba en mi pieza, recién salida de bañarme. Fresquita. Vistiéndome. Acomodándome el vestidito cortito que tenía pensado ponerme para una cita. Estaba muy concentrada poniéndomela frente al espejo. Haciéndome la coqueta con esa prenda blanca que me quedaba divino. Algo apretado, chiquitito, pero todavía iba como piña.   Por mi parte, me quise probar a ver cómo me quedaba ese vestidito con el hilito que quería ponerme. Levanto la primer prenda nombrada, dejándola por encima de mis cachetes y me lo pongo lo más bien. Como si nada. Como veo que no se marcaba casi nada, quedé chocha, dispuesta a continuar con lo siguiente que pensaba probarme.  En eso que estoy totalmente ida en mí, la puerta de mi cuarto (que estaba a unos escasos metros del espejo en el que estaba parada), se abre. Era el amigo de mi hermano, Juan Manuel, que, como llegaron mientras me lavaba, nunca los sentí entrar. Había entrado para avisarme que estaba ahí, en chiste. Maldito seas, te odio, pensé...

La vecinita tiene antojo.

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 Una tarde de calorcito, tirada en la cama en tanga, me encontraba whatsappeando con el vecino más atrevido que me topé en la vida: Juanca. Vino todo muy normal y tranqui la charla, hasta que cambié la foto de perfil por una en tanga, la misma que tenía en ese preciso momento.  En eso, que me hace contarle sobre qué haría el 14 (de febrero), si me pintaba salir a tomar algo o a mandarnos alguna (como le decía). A los pocos segundos (como leí que estaba escribiendo), me manda la siguiente frase que, en seguida, aumentó la temperatura al toque Roque: -"Interesante fotito, bebé. Me encanta, qué linda cola tenés. ¿Estás así ahora?" -"Gracias, precioso, me alegro que te gustara. Sí, así estoy. Es que recién salgo de bañarme, ¿me querés secar?"- le contesto en joda y sin pudor. -"Me encantaría. Si estuviera ahí, te secaría con la pija".  Como ya dije, el ambiente se puso demasiado candente y parecía no parar más. El muy pajero no dejaba de preguntarme sobre los ...