Sentate en el pelado.
En las épocas en las que me "ocupaba" de mi cuerpo en mi tiempo libre, salía a trotar. En plena madrugada, me ponía una calza (leggins) y me iba a la plaza Arenales. Allí, conocí a un pelado (calvo) precioso al que me cruzaba en cierta cantidad de tiempo. Era casi tan precioso, como el de Brazzers. Así de bello. Fue un flechazo instantáneo entre mis nalgas. Nuestras miradas se seguían. En cada vuelta que nos topábamos mis ojos se dirigían a dos lugares: sus carita preciosa y el bulto que se dejaba ver con esos shorts deportivos que se calzaba. Con el movimiento, se iba para todos lados, como si no tuviera ropa interior que la sujetara. El tema entre nosotros, era que lo hacíamos entre la 12 y la 1 de la mañana, cuando casi no había gente por ahí trotando, molestando, estorbando el paso. Éramos los dos únicos loquitos que lo hacían (con excepción del grupito de pibes que se iban a jugar a la pelota por ahí, o los que estaban escabiando un rato porque no tenían tanta plata o, ...